La campaña «Y si fuera tu hija», que Fundación Más Vida, con la colaboración del Gobierno de Aragón, ha presentado esta semana para luchar contra la Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI), hace un llamamiento a la ciudadanía para que denuncie estas situaciones cuando detecte algo sospechoso en sus viajes, pero también se dirige, de forma especial, a los profesionales de la comunicación con el objetivo de que no olviden que existe este grave problema y que hay que contarlo, y de la importancia del lenguaje.
La explotación sexual de menores siempre ha existido, pero se ha mantenido oculta por considerarse un tema tabú. Salió a la luz en el Primer Congreso Mundial contra la explotación sexual comercial infantil (Estocolmo 1996), que pone sobre la mesa la situación de millones de niños, niñas y adolescentes víctimas de esta forma de esclavitud. Los medios de comunicación pusieron el foco en este problema, brindando todo tipo de información sobre la magnitud mundial de la explotación sexual de menores, contribuyendo no sólo a la visualización de esta realidad, sino también poniendo de manifiesto el rol que deben cumplir los diferentes actores públicos y sociales en su responsabilidad para afrontar y combatir esta lacra.
Para Mas Vida, hacer visible ante la opinión pública el gran problema de la Explotación Sexual Comercial Infantil es un gran avance, sin embargo es necesario que los medios de comunicación sean conscientes de la importancia del correcto tratamiento de la información y de los términos que se utilicen porque según el lenguaje y terminología que utilicen inciden de una u otra manera en las opiniones de la sociedad, y condiciona su implicación en la protección de la infancia victima de la explotación sexual comercial.
Para ello, la entidad ha elaborado un material para profesionales en los que se pueden ver sugerencias como la que recomienda no utilizar los términos prostitución infantil, ni turismo sexual infantil, se trata de Explotación Sexual Comercial Infantil.
Los menores no eligen libremente realizar este tipo de actividad ilegal que vulnera los derechos de la infancia. Además, los menores de edad no poseen la capacidad mental ni legal para seducir o incitar a un adulto a realizar actos sexuales. Lo que existe es una relación de abuso de poder entre un adulto sobre un menor, quien se aprovecha de la situación de vulnerabilidad y/o desprotección del menor para coaccionarlo a fin de conseguir la satisfacción del deseo sexual adulto.
Por lo tanto, tal y como indica Mas Vida, lo correcto es hablar de explotación sexual infantil en la industria sexual y el turismo.
Para la Fundación, es necesario que los medios de comunicación sean conscientes de la importancia del correcto tratamiento de la información y de los términos que se utilicen porque según el lenguaje y la terminología que utilicen inciden de una u otra manera en las opiniones de la sociedad y condiciona su implicación en la protección de la infancia víctima de la explotación sexual comercial.
El lenguaje sí importa. Consejos para abordar la ESCI en los medios de comunicación:
- Dar visibilidad al problema citándolo como delito o negocio ilícito.
- Tener claro que los y las menores de edad no ejercen la prostitución, no son prostitutas, ni trabajadoras sexuales, y no ofrecen sexo.
- No revictimizar a la víctima. Centrar el foco de atención en el explotador y «cliente»
- No utilizar términos o eufemismos para suavizar una realidad.
- Las imágenes que se suelen acompañar a las noticias relacionadas a este tema son la de la víctima, dejando de lado al explotador.
- En relación al turismo sexual, se debe eliminar el término turismo sexual infantil.
Promover un turismo responsable en la sociedad de cara a la época estival, brindando información sobre las consecuencias de la explotación sexual infantil e incidiendo en que con nuestro silencio estamos perpetuando este problema.
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