Ana y Susana, dos zaragozanas, han unido fuerzas con Corinne, una artista francesa, para crear un proyecto que aúna decoración, recuperación de objetos vintage y pasión por el diseño único y de calidad. Bienvenidos a El rincón de Corinne.

¿Cómo ha nacido este proyecto?

Ana: Yo tengo una amiga en Francia, Corinne, a la que le encanta la decoración y tiene una casa increíble. La última vez que estuve con ella hablamos de piezas que tiene que ha comprado baratísimas y que son de mucha calidad. Por ejemplo, un plato de un reconocido ceramista español, Marcial Marco, ella lo compró por dos euros. Dándole vueltas a eso, pensé que hay muchos objetos antiguos de una calidad increíble que, puestos en el contexto de decoración adecuado, son muy bonitos. Nos gastamos el dinero en cosas fabricadas en serie y que no duran mucho tiempo, cuando hay muchas personas deshaciéndose de piezas de mucho valor. Me puse en contacto con Susana porque a ella también le gusta este tema, encajamos muy bien… y hemos empezado este proyecto. La idea es vender objetos de decoración de segunda mano y ponerlos en rincones y espacios con los que cada uno se sienta identificado.

Susana: Nos gusta la idea de, con nuestro toque, vender un espacio o una idea, no solo una pieza en sí.

¿Cómo repartís los papeles en este proyecto, quién es quién en el día a día de El rincón de Corinne?

Ana: Susana organiza, lleva el tema fiscal y bancario. Y, aunque somos muy diferentes en gustos de decoración, nos complementamos mucho. Corinne le da el toque francés, más especial. Ella es artista y tiene una visión muy única.

¿Qué debe tener una pieza para que os llame la atención?

Ana: Para mí, que soy la que más compro, debe tener una de estas cosas. Por un lado, marca. Es decir, que sea una porcelana de Limoges, un cristal sueco, un cristal de Bohemia… Por otro, que sea algo representativo de una época. Hay objetos de plástico o de metacrilato de los años 70 que son muy bonitos. O simplemente, que tenga algo especial: un brillo, un significado, una belleza…

¿Qué proceso vais a seguir para dar una segunda vida a esos objetos?

Ana: Buscamos piezas aquí y en Francia, las limpiamos y reparamos, pero no restauramos. Ahora estamos empezando con los showrooms y ejercemos de “selectoras” de piezas. Mezclamos objetos dispares, como cerámicas con frascos de perfume de los años 70, para crear propuestas diferentes, rincones y espacios que gusten en su conjunto.

¿Qué piezas encontramos en El rincón de Corinne?

Ana: Tenemos juegos de café de porcelana, lámparas, butacas, sillas, alacenas de los años 50, cristalería, piezas de cerámica, telas… Intentamos, además, dar otra vida a los objetos: lo que antes era una colcha, ahora puede ser un mantel. Y una lámpara puede ser una maceta.

Susana: Con esto nos pasa algo curioso y es que hay alguien, por ejemplo, que tiene una seda preciosa, pero no se da cuenta de su calidad. Y, cuando Ana le dice lo bonito que es, la pone en valor y le dan una segunda vida.

¿Os identificáis con un estilo concreto de decoración?

Ana: No, pero sí queremos crear rincones específicos. Años 60-70, cocinas años 50… No estamos encasilladas en ningún estilo concreto.

Vuestro catálogo será un ser vivo y cambiará constantemente…

Ana: Sí, habrá objetos cotidianos que serán más habituales y podremos repetir, pero muchas piezas serán únicas, no las podremos reponer.

Susana: A los clientes les gusta el hecho de saber que lo que tiene es único y que no está en cualquier otro espacio.

¿Qué piezas especiales tenéis actualmente y de las que no os gustaría desprenderos?

Ana: Tenemos una fuente de Rosenthal que, para mí, es muy especial. También hay un conjunto de porcelana checa al que tenemos mucho cariño, una alacena como la que tenía mi abuela en casa… Ahora he comprado una pieza del antiguo mobiliario del Hotel Palace de Madrid, también muy singular.

Susana: Hay cosas que ves que te recuerdan a otro tiempo y tienen un sabor especial. Y eso las hace especiales.

¿A qué público os dirigís y cómo vais a vender vuestros productos?

Ana: Nos dirigiremos a particulares, pero también a bares, restaurantes, tiendas y hoteles. Venderemos en los showrooms y mostraremos las piezas en nuestras redes sociales.

La sostenibilidad es otro de vuestros valores, ¿cómo encaja en este proyecto?

Ana: Comprar objetos de calidad que han durado muchos y años y van a durar otros tantos, es un ejercicio de sostenibilidad. Además, damos mucha importancia al hecho de repararlos, cambiar su uso, reutilizarlos… En definitiva, consumir lo que ya está fabricado y que tiene más valor.