Este fin de semana se ha proyectado en Casetas y Caspe con gran acogida del público y de las siete protagonistas que dan testimonio de como vivieron su juventud en un contexto rural de posguerra.

Este fin de semana, y en torno a las celebraciones del 8 de marzo, ha comenzado en Casetas, el pasado viernes, y en Caspe, ayer sábado, la gira de proyecciones del documental “Las que perduraron”, de El Kappa Producciones, que recoge los testimonios de siete mujeres que vivieron su juventud en un contexto de posguerra en Azuara, Caspe, Castejón de Valdejasa, Illueca, Pastriz, Terrer y Casetas. “Los estrenos han sido  conmovedores.  Por la aceptación del público, pero sobre todo por la aceptación de nuestras protagonistas. Ha sido emocionante ver a todas estas mujeres viendo sus historias plasmadas en la gran pantalla y toda la alegría que se notaba. Es muy gratificante haber podido crear una ventana a la vida de estas mujeres que nunca se va a cerrar, que siempre se va a mantener abierta tanto para nuestra generación como para las siguiente”, ha declarado tras el estreno Cirilo Comín, por parte de la productora El Kappa.

Este audiovisual ha sido posible gracias al apoyo de la Diputación Provincial de Zaragoza y Aragón Televisión, y a los Ayuntamientos de Caspe y de Zaragoza, y brinda un reconocimiento a las mujeres que vivieron en los municipios de la provincia de Zaragoza en la segunda mitad del siglo XX, con distintos oficios, muchos de ellos ya perdidos, ocupaciones y situaciones personales difíciles de afrontar. Los relatos de Sacramento García, Natividad Hijazo, Dorotea Arnal, Celia Sangil, Pilar Forcén, Nati y Conchita Casanova, y Corita Viamonte, muestran las condiciones de vida, duras en ocasiones, las limitadas oportunidades de trabajo y las estrategias de supervivencia de aquella época.

Poniendo valor su resiliencia, la alcaldesa de Caspe, Ana Jarque, destacaba ayer tras la proyección que “cada día nos reafirmamos más en recordar y en conmemorar principalmente la lucha y el logro de todas las aragonesas mujeres aragonesas que nos han llevado al día en que vivimos, lo que han luchado para que en este caso Caspe y Aragón sea un sitio donde la mujer está valorada y empoderada. Eso sí, no quiere decir que todavía nos quede mucho trabajo por hacer”. Asimismo, añade, “nos enorgullece ser parte de este documental y encontrar personas que aunque no sean hijas de Caspe, se lleven un trocito de Caspe en el corazón y que en el transcurso de sus años no hayan olvidado Caspe. Somos una ciudad muy acogedora y esto es una prueba de ello”.

Un enfoque artístico y narrativo innovador

El documental destaca por su propuesta estética, con un sofá isabelino como elemento visual unificador y una serie de pinturas al óleo creadas especialmente para ilustrar las historias y cuya autora es Paloma Izquierdo, directora de arte en el equipo. Asimismo, como caracteriza a las obras de El Kappa Producciones, la película dirigida por Vicente Aguilera cuenta con una banda sonora original, a cargo de Guillermo Aguilera, que aporta una identidad sonora propia a cada relato.

La producción ha sido posible gracias al trabajo del equipo profesional de El Kappa Producciones, en colaboración con la periodista Marian Rebolledo, autora de la investigación Las Mujeres que Fuimos. Además, las entrevistas a las protagonistas han sido realizadas por la periodista María Bosque Senero, reconocida por su labor en la visibilización de la mujer en el medio rural.

Además de preservar valiosos testimonios para el futuro, la obra reflexiona sobre la evolución del papel de la mujer en el mundo rural y visibiliza los cambios sociales y económicos acontecidos desde entonces.

Sacramento García (Pastriz), trabajó incansablemente en el campo desde niña. Su historia refleja la dureza del trabajo agrícola y cómo ha sido feliz a pesar de las limitaciones educativas de la época.

Natividad Hijazo (Terrer), dejó su pueblo para trabajar como sirvienta en una gran casa en Barcelona. Su testimonio emociona al recordar sus raíces y el impacto de la migración rural.

Pilar Forcén (Illueca), trabajadora del calzado desde temprana edad, muestra el sacrificio de las mujeres para mantener a sus familias y la solidaridad que marcó su vida laboral.

Los hijos de Dorotea Arnal y Celia Sangil (Casetas) narran las historias de una comadrona y una pantalonera, mostrando la lucha contra los prejuicios y las dificultades para acceder a la educación superior.

La historia de Nati y Conchita Casanova, aventureras que lograron viajar a países como Inglaterra, EE.UU., Francia y Japón en una época donde era difícil salir de España, refleja la curiosidad y la superación personal.

Y Corita Viamonte, perteneciente a una familia de artistas, comparte sus recuerdos de actuar en pueblos desde niña, mostrando la realidad de los artistas itinerantes y su capacidad de adaptación.